Para un atleta, en su día a día, entrenamiento tras entrenamiento existen dos cosas que le hacen sentir bien y completo. El primero es cuando en un entrenamiento o carrera realizas las primeras zancadas y ves que llevando un buen ritmo notas que puedes ir más rápido, que tu ritmo puede ir a más, que no estas cansado y que ese día puedes ponerte el listón más alto. Que tu limite esta más lejos hoy. Te sientes bien contigo mismo y eso se nota. Tu cuerpo responde perfectamente, tu respiración es la adecuada y hoy nadie te va a parar.
Ese día piensas que tu plan de entrenamiento esta surgiendo efecto, que lo has asimilado perfectamente al igual que el descanso, que tu cuerpo puede más que ayer y nada te cansa de lo que ayer te costaba más de lo normal. Estás lleno de energia, estas en forma y llevas un ritmo mejor de lo esperado. En ese momento te sientes completo.
El otro motivo y más importante es conseguir un objetivo que te has fijado para una carrera. Cuando te apuntas a una carrera, ya sea de 5, 10 kilometros, maratón o media maratón siempre hay un objetivo que cumplir, que superar. Ya sea rebajar la hora, de las dos, de las cuatro en una maratón, de 50 minutos, sea cual sea el objetivo aunque tan solo te hayas propuesto terminar esa carrera el llegar a la meta y ver que has cumplido ese objetivo, esa meta nunca mejor dicho llena de satisfacción a muchos de los runners de hoy en día.
Si tu meta fue pasártelo bien la diversión es doble cuando logras llegar, siempre que consigues un objetivo te sientes lleno de energía y realizado, fuerte y casi invencible aunque estés agotado y no puedas dar un paso más.
¿Y que pasa cuando no consigues un objetivo?...
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